El discípulo fue a visitar a su Maestro para preguntarle qué era el Atman? El Maestro le respondió:
-Es todo.
El discípulo insistió:
-¿Es entonces el elefante del Maharajá?
-Sí -dijo el Maestro-; el Atman eres tú, pero también lo es el elefante del Maharajá.
El discípulo partió muy contento. En su camino se encontró con el elefante del Maharajá. No se apartó de su ruta, pensando: 'Si yo soy el Atman y el elefante también lo es, me reconocerá'. Aun cuando el conductor del elefante le gritó para que se apartase, él no lo hizo y el elefante le dio un golpe con su trompa arrojándole a varios metros de distancia.
Todo magullado fue a presentarse al día siguiente a su Maestro para decirle:
-Tu me afirmaste que elefante y yo éramos el Atman, y mira lo que me ha hecho.
El Maestro, sin perder la calma, le preguntó:
-¿Y qué te dijo el conductor del elefante?
-Que me hiciera a un lado -respondió el discípulo.
-Debiste hacer eso -dijo el Maestro-, pues el guía del elefante también es el Atman...
Buen post. Ironías de la vida. Enseñanzas...
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