No lamento nada. He jugado, he perdido. Ello está en el orden de mi oficio. Pero, al menos, he respirado el viento del mar.
Aquellos que lo han gustado una vez no olvidan ese alimento. ¿No es así, camaradas? Y no se trata de vivir peligrosamente. Esa fórmula es presuntuosa. Los toreros me gustan poco. No es el peligro lo que amo. Sé lo que amo. Es la vida.
Antoine de Saint-Exupéry - Tierra de Hombres
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