Tanto si hablamos de la lamentable situación mundial como de nuestra dolorosa situación personal, el dolor es un resultado del apego al ego, de querer que las cosas sean como queremos, de desear «la victoria del yo». El ego es como una habitación que es tuya, una habitación con vistas, con la temperatura, los olores y la música que te gustan. Quieres las cosas a tu manera. Te gustaría tener un poco de paz; te gustaría tener un poco de felicidad: ya sabes, «¡dejadme tranquilo un rato!». Pero cuanto más piensas de esta manera, cuanto más quieres que la vida se adapte a tus gustos, más temes a los demás, y lo que está fuera de tu habitación se hace más grande. En lugar de estar más relajado, empiezas a bajar las persianas y a cerrar la puerta. Cuando sales, la experiencia te parece cada vez más inquietante y desagradable.
Pema Chödron
Me recordaste un poema de Rumi: "La casa de huéspedes". Dice así:
ResponderEliminar"Esto de ser un ser humano
es como administrar una casa de huéspedes.
Cada día una nueva visita, una alegría, una tristeza,
una decepción, una maldad,
alguna felicidad momentánea
que llega como un visitante inesperado.
Dales la bienvenida y acógelos a todos ellos,
incluso si son un grupo penoso
que desvalija completamente tu casa.
Trata a cada huésped honorablemente pues
podría estar haciendo espacio para una nueva delicia.
El pensamiento oscuro, lo avergonzante, lo malvado,
recíbelos en tu puerta sonriendo e invítalos a entrar.
Agradece a todos los que vengan
pues se puede decir de ellos que han sido enviados
como guías del mas allá."
Se que no es fácil tomarse así lo que nos trae el destino, pero si uno se serena y se vuelve receptivo a lo que la vida nos trae, tal vez, uno entienda lo que nos quiere decir.
Buenísimo Flor de Fuego. Lo voy a poner en el blog. Gracias.
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