"Todo pasa. El alma asiste, inmóvil, al evento de las alegrías, de las tristezas y de las muertes de que se compone la vida. Ha recibido "la gran lección de las cosas que pasan". Ha necesitado mucho tiempo para reconocer en ese decorado ambiente, la línea íntima y estable de la formación interior. Ha caminado a tientas a través de todas las cosas; ha hecho de las pasiones su espejo pasajero.
Los hombres, al querer embellecer el alma, se han creído en la obligación de adornarla con creencias y principios, lo mismo que engalanan con pedrerías y oro a los santos de sus santuarios, pero el alma sólo es bella cuando está desnuda".
M. Yourcenar
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