Ya nada puede inquietarlo ni conmoverlo. Miles de hebras son nuestras inclinaciones, que nos amarran al mundo y nos arrastran de un lado a otro (ansiosos, anhelantes, iracundos o temerosos) con dolor permanente: a todas ellas las ha cortado. Sonríe y recuerda con serenidad las fantasmagorías de este mundo que ahora contempla con la indiferencia del ajedrecista al terminar la partida.
Arthur Schopenhauer
No hay comentarios:
Publicar un comentario