sábado, 18 de enero de 2014

Tomar un nombre distinto

No es fácil convertirse en otra persona. Pero sí tomar un nombre distinto.

HARUKI MURAKAMI: KAFKA EN LA ORILLA



No es fácil convertirse en otra persona, no. Solo podemos jugar a usar otro nombre. Esta artimaña nos permite vernos de un modo distinto del que nos vemos habitualmente, que no es otra cosa que lo que nuestro entorno nos deja ver de nosotros mismos, lo que los espejos a nuestro alrededor nos devuelven como imágenes parciales para que armemos un conjunto que, de alguna manera nos explique. Ponernos otro nombre es un juego, como cuando éramos chicos y nos disfrazábamos... pero es un juego curioso porque, al tomar otro nombre, si jugamos seriamente, adoptamos otra personalidad, dejamos que este personaje tome el mando y tamice los reflejos de esos espejos de una manera distinta y, lógicamente, empezamos a "vernos" de otra manera, a "explicarnos" de otra manera... quizás de una manera más real, no tan dependiente de lo que se espera de cada uno de nosotros.
No es fácil convertirse en otra persona. Solo podemos tomar un nombre distinto pero, de esta manera, empezamos a convertirnos en ese otro que no dejábamos salir a causa de los reflejos que percibíamos desde nuestro yo "social", por llamarlo de alguna manera.
No es fácil convertirse en otra persona pero me gusta pensar que es nuestra tarea más importante...




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