sábado, 30 de marzo de 2019

Desaparecer




“Si la muerte no me concede el deseo de desaparecer de la forma más impersonal posible, me gustaría que mi epitafio fuera: ‘Sólo quería escapar’. Sólo eso”.


Sara Mesa, "Cicatriz"

sábado, 23 de marzo de 2019

Paraíso perdido




"No hay otros paraísos que los paraísos perdidos..."


Jorge Luis Borges


Y siempre queremos volver al paraíso perdido...

miércoles, 20 de marzo de 2019

Qué es la sabiduría?




"¿Qué hace a alguien sabio?", preguntó el discípulo.

"La sabiduría", dijo el maestro.

"¿Qué es la sabiduría?", interpeló el discípulo.

"Es simplemente la habilidad de reconocer", dijo el maestro.

"¿Reconocer qué?", preguntó el discípulo.

"La sabiduría espiritual"- respondió el maestro- "es el poder de reconocer la mariposa en la oruga, el águila en el huevo, el santo en el pecado".


Historia sufí, citada por Raimon Pannikar en el libro The Rhythm of Being



jueves, 14 de marzo de 2019

Responder con la propia vida




Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué palabras y con qué argumentos trate de defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida; a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son estas: ¿Quién eres?, ¿qué has querido de verdad?, ¿qué has sabido de verdad?, ¿a qué has sido fiel o infiel?, ¿con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo, eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera.


Sándor Márai


Ufff, me gusta mucho esto...



De la salvación por las obras




En un otoño, en uno de los otoños del tiempo, las divinidades del Shinto se congregaron, no por primera vez, en Izumo. Se dice que eran ocho millones pero soy un hombre muy tímido y me sentiría un poco perdido entre tanta gente. Por lo demás, no conviene manejar cifras inconcebibles. Digamos que eran ocho, ya que el ocho es, en estas islas, de buen agüero.
Estaban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son kanjis que no se dejan descifrar. En la verde cumbre de un cerro se sentaron en rueda. Desde su firmamento o desde una piedra o un copo de nieve habían vigilado a los hombres. Una de las divinidades dijo:
Hace muchos días, o muchos siglos nos reunimos aquí para crear el Japón y el mundo. Las aguas, los peces, los siete colores del arco, las generaciones de las plantas y de los animales, nos han salido bien. Para que tantas cosas no los abrumaran, les dimos a los hombres la sucesión, el día plural y la noche una. Les otorgamos asimismo el don de ensayar algunas variaciones. La abeja sigue repitiendo colmenas; el hombre ha imaginado instrumentos: el arado, la llave, el calidoscopio. También ha imaginado la espada y el arte de la guerra. Acaba de imaginar un arma invisible que puede ser el fin de la historia. Antes que ocurra ese hecho insensato, borremos a los hombres.
Se quedaron pensando. Otra divinidad dijo sin apuro:
Es verdad. Han imaginado esa cosa atroz, pero también hay ésta, que cabe en el espacio que abarcan sus diecisiete sílabas.
Las entonó. Estaban en un idioma desconocido y no pude entenderlas.
La divinidad mayor sentenció:
Que los hombres perduren.
Así, por obra de un haiku, la especie humana se salvó.

Jorge Luis Borges


Versión libre de la Inmortalidad




Ni tú ni yo creemos
en la inmortalidad. Pero hay momentos
-oscuros, de penumbra o luz abierta-
donde se roza el mundo de los libros
y las ventajas de la eternidad.
Escribo este poema celebrando
que pasado y presente
coincidan todavía con nosotros
y haya recuerdos vivos
y besos tan dorados como el beso
aquel de la memoria.


Luis García Montero

Imaginar los sitios posibles donde estabas...




...en un rincón del año...
                            V. Huidobro

Imaginar los sitios posibles donde estabas,
verte llegar sin noche a La Tertulia,
reconocer tu voz apresurada
al contar una anécdota
o preguntar por mí,
saber que nos mirábamos antes de conocernos,
son capítulos largos de mi vida.

Supongo que también te dejarán a ti
este mismo vacío,
esta impaciencia por estar sin nadie
mientras se nos olvida
todo el calor que duele de olvidado.

El naufragio es un don afín al hombre.
Después de que sucede
suelen tener las huellas
esa incomodidad que tienen las mentiras,
el recuerdo es un dogma,
la soledad el pecho que tú me acariciaste.

Pero cambiando de conversación
el tiempo -buen amigo
que deforma el pasado como el amor a un cuerpo-
hará que cada día no parezca un disparo,
que volvamos a vernos una tarde cualquiera,
en un rincón del año y sin sentir
demasiada impotencia.

Será seguramente
como volver a estar,
como vivir de nuevo en una edad difícil
o emborracharnos juntos
para pasar a solas la resaca.

Igual que quemaduras debajo de los dedos,
en un segundo plano
seguiremos presentes y esperando
ese momento exacto del náufrago en la orilla,
cuando al salir del mar
me escribas en la arena:
«Sé que el amor existe,
pero no sé dónde lo aprendí».


Luis García Montero


Alguien sueña




¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? 
Ha soñado la espada, cuyo mejor lugar es el verso. 
Ha soñado y labrado la sentencia, que puede simular la sabiduría. 
Ha soñado la fe, ha soñado las atroces Cruzadas. 
Ha soñado a los griegos que descubrieron el diálogo y la duda. 
Ha soñado la aniquilación de Cartago por el fuego y la sal. 
Ha soñado la palabra, ese torpe y rígido símbolo. 
Ha soñado la dicha que tuvimos o que ahora soñamos haber tenido. 
Ha soñado la primer mañana de Ur. 
Ha soñado el misterioso amor de la brújula. 
Ha soñado la proa del noruego y la proa del portugués. 
Ha soñado la ética y las metáforas del más extraño de los hombres, el que murió una tarde en una cruz. 
Ha soñado el sabor de la cicuta en la lengua de Sócrates. 
Ha soñado esos dos curiosos hermanos, el eco y el espejo. 
Ha soñado el libro, ese espejo que siempre nos revela otra cara. 
Ha soñado el espejo en que Francisco López Merino y su imagen se vieron por última vez. 
Ha soñado el espacio. 
Ha soñado la música, que puede prescindir del espacio. 
Ha soñado el arte de la palabra, aún más inexplicable que el de la música. 
Ha soñado una cuarta y la fauna singular que la habita. 
Ha soñado el número de la arena. 
Ha soñado los números transfinitos, a los que no se llega contando. 
Ha soñado al primero que en el trueno oyó el nombre de Thor. 
Ha soñado las opuestas caras de Jano, que no se verán nunca. 
Ha soñado la luna y los dos hombres que caminaron por la luna. 
Ha soñado el pozo y el péndulo. 
Ha soñado a Walt Whitman, que decidió ser todos los hombres como la divinidad de Spinoza. 
Ha soñado el jazmín, que no puede saber que lo sueñan. 
Ha soñado las generaciones de las hormigas y las generaciones de los reyes. 
Ha soñado la vasta red que tejen todas las arañas del mundo. 
Ha soñado el arado y el martillo, el cáncer y la rosa, las campanadas del insomnio y el ajedrez. 
Ha soñado la enumeración que los tratadistas llaman caótica y que, de hecho, es cósmica, porque todas las cosas están unidas por vínculos secretos. 
Ha soñado a mi abuela Frances Haslam en la guarnición de Junín, a un trecho de las lanzas del desierto, leyendo su Biblia y su Dickens. 
Ha soñado que en las batallas los tártaros cantaban. 
Ha soñado la mano de Hokusai, trazando una línea que será muy pronto una ola. 
Ha soñado a Yorick, que vive para siempre en unas palabras del ilusorio Hamlet. 
Ha soñado los arquetipos. 
Ha soñado que a lo largo de los veranos, o en un cielo anterior a los veranos, hay una sola rosa. 
Ha soñado las caras de tus muertos, que ahora son empañadas fotografías. 
Ha soñado la primer mañana de Uxmal. 
Ha soñado el acto de la sombra. 
Ha soñado las cien puertas de Tebas. 
Ha soñado los pasos del laberinto. 
Ha soñado el nombre secreto de Roma, que era su verdadera muralla. 
Ha soñado la vida de los espejos. 
Ha soñado los signos que trazará el escriba sentado. 
Ha soñado una esfera de marfil que guarda otras esferas. 
Ha soñado el calidoscopio, grato a los ocios del enfermo y del niño. 
Ha soñado el desierto. 
Ha soñado el alba que acecha. 
Ha soñado el Ganges y el Támesis, que son nombres del agua. 
Ha soñado mapas que Ulises no habría comprendido. 
Ha soñado a Alejandro de Macedonia. 
Ha soñado el muro del Paraíso, que detuvo a Alejandro. 
Ha soñado el mar y la lágrima. 
Ha soñado el cristal. 
Ha soñado que Alguien lo sueña.

Jorge Luis Borges



Sueño




"I'll let you be in my dream, if I can be in yours." 

Bob Dylan



viernes, 8 de marzo de 2019

El Discurso Vacío




Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco. 
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que 
también soy yo, y no encuentro. 
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego 
se va por años 
y años. 
Aquello que yo también olvido. 
Aquello 
próximo al amor, que no es exactamente amor; 
que podría confundirse con la libertad, 
con la verdad con la absoluta identidad del ser 
-y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras 
pensado en conceptos 
no puede ser siquiera recordado como es. 
Es lo que es, y no es mío, y a veces está en mí 
(muy pocas veces); y cuando está, 
se acuerda de sí mismo 
lo recuerdo y lo pienso y lo conozco. 
Es inútil buscarlo; cuanto más se le busca 
más remoto parece, más se esconde. 
Es preciso olvidarlo por completo, 
llegar casi al suicidio 
(porque sin ello la vida no vale) 
(porque los que no conocieron aquello creen que la vida no vale)
(por eso el mundo rechina cuando gira).

Este es mi mal, y mi razón de ser.

Mario Levrero



Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...