domingo, 22 de diciembre de 2019

Olvida la escalera




Una mujer le dijo al Roshi que le resultaba difícil combinar la práctica del zen con las exigencias de ser un ama de casa. "Siento como si estuviera tratando de subir una escalera, pero por cada escalón que subo, caigo dos escalones abajo".
"Olvida la escalera", le dijo Suzuki. "En el zen, todo está aquí en el suelo".


Momentos con Shunryu Suzuky, compilado por David Chadwick


viernes, 20 de diciembre de 2019

Dragón




Después de pasar dos años muy complicados, lentamente comenzarán a levantar vuelo, sacar las escamas del fango al que los llevó el año del chancho, inspirar y exhalar un nuevo aire que será prana para su nueva etapa, ciclo; saldrá del letargo a despabilarse y encenderse, y logrará recuperar su voltaje y dominio del cielo.
Su aliada, socia y cómplice, la rata, lo invitará a protagonizar un tiempo de grandes hazañas, de eros, de suerte en lo que emprenda, de nuevos amigos, amores que sacudirán con un fuerte viento sur los pliegues de sus alas y las teñirán con purpurina. La sensación de rejuvenecimiento será desde el ADN hasta el look; y aceptará el ciclo que tendrá gérmenes de nuevas semillas, fertilidad, prosperidad, ideas originales e innovadoras.
Tendrá FENG SHUI a favor en lo que inicie, el vacío con el que convivió irá lentamente llenándose de "lo esencial".
Recuperará el humor, a veces ácido, negro, pero necesario en tiempos de incertidumbre y cambios en los hábitos y costumbres del zoo.
El I Ching le es propicio: el hexagrama 46 habla de una subida, ascenso con esfuerzo, día a día, poniendo a favor lo que ha sembrado, soñado, trabajado en soledad y en comunidad.
El dragón tuvo duelos, separaciones, estepas siberianas de soledad en las que se escondió, se refugió para que no lo vieran; su ego se disolvió en la nieve, en las tórridas siestas del Valle de la Luna; en los peñascos del estrecho de Gibraltar, en las cuevas de Altamira, en los cenotes mayas.
Desapareció... aunque marcará tarjeta.
Por eso, su auto disciplina, temporada en el monasterio, Tíbet, lo esculpió para dejar en orden el tiempo caótico y recomenzar, re formular su vida, reinventarse con la bendición de la Vía Láctea, los planetas, asteroides y las estrellas nova.
La rata lo invitará a viajar en business y tomar el Expreso de Oriente hasta Estambul, bailar con las odaliscas, comer manjares árabes y visitar lugares sagrados; compartir las ganancias de los negocios que florecerán en cada lugar del planeta, para nuevas inversiones que serán patrimonio familiar cuando decida aterrizar en el año del buey.
Su intuición sabrá moderar cada oportunidad, no sobrepasarse en exigencias que pueden ser un boomerang, y recuperar la modestia, que no es algo usual en este signo.
Estar en equilibrio, en el punto medio, observando como un dron lo que ocurre con sus hermanos, supervisando el cambio climático, a los refugiados que intentan emigrar de sus países por guerras, tiranías, hambruna, o porque quieren intentar una nueva vida en otro continente o nación.
Y a quien pueda rescatar en sus alas, lo llevará a nuevos y más confortables lugares para renacer.
El dragón estará altruista y solidario.
Se embarcará en nuevos horizontes y mantendrá una amorosa calma que será una bendición para quienes lo admiran y aman.


L.S.D.



Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...