sábado, 28 de junio de 2014

El que pierda su alma la hallará




Mientras vivas, sé un hombre muerto,
totalmente muerto,
Entonces, hagas lo que hagas,
estará bien.


...conversación apócrifa entre Confucio y Lao-Tse, en la cual Confucio había estado discurriendo sobre el amor universal sin el elemento del yo.

"¡Qué patraña! -Exclamó Lao-Tse-. El amor universal ¿no se contradice a sí mismo? El Hecho de eliminar el yo ¿no constituye una positiva manifestación del yo? Señor, si queréis que el mundo no pierda su fuente de sustento: ahí está el universo con su regularidad incesante; el Sol y la Luna, con su incesante brillo; las estrellas, con sus constelaciones inamovibles; las aves y los animales salvajes, siempre en bandadas; los árboles y arbustos, creciendo en todo momento. Tal como ellos, vivid en armonía con el Tao, con el fluir de las cosas, y seréis perfectos. ¿Por qué, pues, esos vanos esfuerzos acerca de la caridad y del deber de uno hacia el prójimo, que son como golpear un tambor a la búsqueda de un fugitivo? Señor, ¡cuánta confusión habéis llevado a la mente del ser humano!"

Como ya he dicho, la verdad acerca de que la vida se encuentra cuando se pierde, no es un precepto, sino la realidad de algo que sucede de muchas y diferentes maneras. No se da a todo el mundo para que se convierta en un evidente héroe moral o en un santo notorio. No todo el mundo ha de ser un canto rodado sin la responsabilidad de una familia. No, debería añadir que es privilegio de cada uno ser una sacrificada esposa o un esposo modélico. Y aún más, no todo el mundo tiene la suerte de ser el fatalista que se acepta a sí mismo y asume sus limitaciones tal como son, a sabiendas de que es una mala hierba y sin intentar llegar a ser una rosa. Algunos de nosotros siempre estaremos intentando -con un exasperante grado de relativo éxito- mejorar de un modo u otro, y por más que queramos aceptarnos a nosotros mismos lo seguiremos haciendo. La renuncia a uno mismo y la aceptación de sí mismo no son más que diferentes nombres para definir la misma cosa, el ideal para el que no existe un camino, el arte para el que no existe una técnica.

Alan Watts - Conviértete en lo que eres


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