sábado, 18 de octubre de 2014

Reflexión sobre el amor




"Uno se enamora cuando uno convierte a esa mujer, no en linda, inteligente y graciosa - eso lo es cualquiera- sino en única e irreemplazable para su vida. El erotismo consiste en disfrutar de un fenómeno físico grato. Con el erotismo da lo mismo Juanita o María, si están muy bien las dos. Con el amor no hay ninguna posibilidad de reemplazar a nadie. El amor sucede por razones misteriosísimas, no tienen que ver con el lomo ni la inteligencia que sirvieron para gestar una atracción. El amor es imposible de prever, sólo sucede. Es una sensación física. Se parece a una patada en el corazón dada desde adentro. Hay una enorme sensación de temor a la pérdida de ese ser. Una enorme ansiedad antes de la consumación y después una ansiedad permanente porque el amor es peligro, es como estar parado en una piedra movediza. Por eso no sirve para nada el amor garantizado, cuando eso sucede estamos negando el amor en su esencia. El amor, a diferencia del erotismo, le da un carácter único a esa persona. Uno se enamora de alguien y esa persona es absolutamente irreemplazable, pero para que funcione mejor ese carácter irreemplazable uno mismo va agregando a la persona amada virtudes que ya no tiene del todo. En cierto modo el amor es un engaño concertado, los dos saben que el otro se hace una imagen superior a la realidad, pero admiten y fomentan ese engaño porque es preferible. Es el engaño el que enamora, pero no en el sentido de la traición, sino en el de dotarse uno, y dotar al otro, de virtudes supernumerarias. Una vida sin amor no vale la pena...Una raza de inmortales, a lo mejor no necesitaría del amor. Por empezar no necesitaría del acto de la procreación de manera que es posible que el amor no fuera necesario. Lo que reemplaza a la inmortalidad es el amor, seguro. Uno se enamora de quien tiene poder sobre uno; naturalmente que las armas de ese poder son la belleza, la seducción, la tonicidad espiritual. Cuando uno ve una mujer que te dice "yo te voy a hacer sufrir", uno dice, caramba. Las mujeres que no pueden hacerme sufrir naturalmente no me interesan. El amor tiene un componente de dolor inevitable que, a mi juicio, está relacionado con su componente de goce. El que tiene la piel tan gruesa como para no sufrir, tampoco podrá gozar. El que tiene sensibilidad para gozar también la padecerá a la hora de sufrir."

Alejandro Dolina


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