Las cartas no son más que un trozo de papel. Aunque se quemen, en el corazón siempre queda lo que tiene que quedar; por más que las guardes, lo que no tiene que quedar desaparece.
Haruki Murakami.
Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...
Todo era pérdida, parecía que nada quedaría. El dolor me había llevado a tomar decisiones apresuradas, que mas tarde iba a lamentar. Pero el tiempo pasa y lo pone todo en otra perspectiva. Nada de lo esencial ha cambiado,las cartas quemadas ya son cenizas pero, si, pero, lo que tiene que quedar está ahí, donde siempre estuvo y donde siempre estará. También lo que tiene que desaparecer,desaparecerá o ya lo hizo... quizás, aunque suene loco, para no perderse, para que nunca más pueda irse.
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