La cumbre, el monasterio.
Ya es noche. Alzo la mano
y toco a las estrellas.
Hablo en voz baja: temo
que se despierte el cielo.
Li Tai Po
Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...
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