martes, 19 de noviembre de 2013

Flores




Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del Principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían. Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el Principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El Principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:

-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!

El Principito no pudo contener su admiración:

-¡Qué hermosa eres!

-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. He nacido al mismo tiempo que el sol. El Principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!

Antoine de Saint-Exupéry - El Principito




Alguna vez en nuestras vidas, o cada tanto, aparecen esas flores deslumbrantes, pura hermosura... conmovedoras, que nos deslumbran con una belleza inusitada y perdemos el equilibrio, nos tambaleamos y soñamos. Pero, quizás, es solo eso, un deslumbramiento que nos impide ver la verdadera naturaleza de esa flor... llena de espinas e inaccesible, de las que no permiten que alguien se acerque lo suficiente para involucrarlas hasta los huesos, solo preocupadas por su esplendor...


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