martes, 16 de abril de 2013

Notas dispersas


Casa en la que viví, en La Plata, en 1986 (época de las notas). Calle 6 esq. 69


Buscando lo absoluto, se pierde lo presente.
Buscando la verdad, lo oculto tras las apariencias, uno se condena a la soledad y a la desesperación.


Solo el supuesto de un sentido es lo que nos afana en esta búsqueda. Solo un supuesto es lo que nos mueve en esas direcciones no conocidas y que esperan ser sondeadas.
Extrañamos una presencia que no conocemos, que aún quizás no exista, pero intuimos cuando nos sentimos vivos. Tendemos a algo así como una "casa", a esa tranquilidad hecha de ausencia de preguntas que nos sumergen en la oscuridad y la desesperación. A esa sensación de seguridad de una familia reunida alrededor de la mesa tendida para la cena, al final de la jornada.


Extrañas la magia y está bien.
Extrañas un lugar que sacuda tu interior. Pero recuerda que tú eres el mago.
Recuerda que eres el que pone las cosas en escena.
Si no hay magia... ¿No es, quizás, porque faltas tú?


En aquellos días caminábamos por esa ciudad aún desconocida, a pesar del tiempo vivido en ella.
Cuatro años no habían logrado dejar una impronta legible en el corazón. No éramos habitantes, solo éramos fugaces visitantes a los que una diligencia impostergable había anclado, por poco tiempo, a esta gran habitación de hotel... Mañana, al levantarnos, pagaríamos las cuentas y levantaríamos vuelo, no se a dónde, pero volaríamos...


"... voy a buscar eso que necesito para vivir, ese vacío tras la máscara. Siento que ya no puedo esperar más y seguir viviendo entre dos aguas..." decía la carta que encontré sobre la mesa, al llegar a casa aquella noche.


"¡Recuerda que eres libre!¡Infinita y trágicamente libre!
Tu libertad no tiene límites reales. Eres libre en la medida que quieras serlo o, mejor aún, en la medida que soportes serlo"


Porque se me ha revelado que la libertad es un monstruo muy astuto. Y que, hablando con su discurso cautivador, seduce a quien está hambriento de conocerse y aún a aquellos que solo persiguen una vida cómoda y sin responsabilidades.
Se me ha revelado que aquello que tanto se valora hoy día es aquello mismo que ha de llevarnos insensiblemente a la muerte.
Hoy se quiere ser libre. Ya nada debe ser tan importante como para crear un lazo que nos inmovilice y nos quite, en ese tiempo, algo nuestro.
Se es tan libre que ya nada nos alegra demasiado ni nos hace sufrir demasiado.
Ya nada de lo que hacemos tiene nuestro corazón entre sus fibras.



Mi corazón al desnudo:

Notas registradas en los inicios de una búsqueda que cambió mi vida.
Registros del sendero recorrido en aquellos años de tantear a ciegas tratando de revelar una verdad esquiva.




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