domingo, 22 de marzo de 2015

No me compadezcas




No me compadezcas porque la luz del día
al terminar el día deje de recorrer el cielo.
No me compadezcas por las bellezas desaparecidas
en campos y espesuras mientras el año pasa.
No me compadezcas por la menguante luna,
ni porque el reflujo de la marea se retire hacia el mar,
ni porque el deseo del hombre calle tan pronto
y ya no me mires con amor.
Siempre lo he sabido: el amor no es más
que la abierta flor que el viento ataca,
que la gran marea que pisa la cambiante orilla,
esparciendo los restos del naufragio que amontonó la tormenta:
compadécete de mí porque el corazón es lento para aprender
lo que la ágil mente contempla a cada paso.


Edna St. Vincent Millay

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