miércoles, 4 de marzo de 2015

Las dos manos de Dios




"Los que practican el bien sin su correlativo, el mal, o el buen gobierno sin su correlativo, el mal gobierno, no comprenden los grandes principios del universo ni las condiciones a las cuales está sujeta toda creación. Es como hablar de la existencia del cielo sin la de la tierra, o del principio negativo (yin) sin el positivo (yang), lo cual es claramente absurdo. Tales personajes, sino ceden a la discusión, deben ser tontos o bribones."

Chuang-Tzu, XVII

La descripción basada en los hechos depende de la suposición de que pueda haber un observador independiente y objetivo que pueda considerar el mundo objetivamente. Pero se trata de una suposición, aunque sea muy útil dentro de ciertos límites. La situación física que en gran parte se escabulle por la red del lenguaje basado en los hechos, es que no existe ningún observador que sea independiente. El conocimiento no es el encuentro entre dos cosas separadas: un sujeto conocedor y un objeto conocido. El conocimiento, o mejor dicho, el conocer, es una relación en la que el conocedor y lo conocido son como los polos de un campo magnético. Los seres humanos tienen conciencia de un mundo porque es la clase de mundos que engendra organismos conocedores, y solo por eso. La humanidad no es una cosa, y el mundo otra distinta; siempre ha sido difícil para nosotros comprender que un organismo está tan implicado en su entorno, que la evolución de una criatura tan compleja e inteligente como el hombre nunca podría haber ocurrido sin una evolución recíproca de este entorno. Un hombre inteligente demuestra, sin necesidad de recurrir a causa sobrenatural alguna, un universo inteligente.

Alan Watts -  Las dos manos de dios, Ed. Kairós


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