viernes, 2 de mayo de 2014

Locura




No, Van Gogh no era loco, pero sus cuadros constituían mezclas incendiarias, bombas atómicas, cuyo ángulo de visión, comparado con el de todas las pinturas que hacían furor en la época, hubiera sido capaz de trastornar gravemente el conformismo larval de la burguesía del Segundo Imperio, y de los esbirros de Thiers, de Gambetta, de Félix Faure tanto como los de Napoleón III.
Porque la pintura de Van Gogh no ataca a cierto conformismo de las costumbres,  sino al de las instituciones mismas. Y hasta la naturaleza exterior , con sus climas, sus mareas y sus tormentas equinoxiales, ya no puede, después del paso de Van Gogh por la tierra, conservar la misma gravitación.

Antonin Artaud - Van Gogh, El Suicidado por la Sociedad


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