jueves, 1 de mayo de 2014

Cruces




Una pequeña historia que siempre contaba mi abuela paterna... y me gustaba mucho

En un pueblo muy chiquito, los fieles se acercaban a la iglesia a confesarse y hablar con el cura, que los escuchaba atentamente cuando todos se quejaban de sus problemas... de lo que les tocaba vivir. 
El cura, muy paciente, los escuchó durante un tiempo prudencial pero ya cansado de tanta queja (los curas también se cansan), un día, les propuso lo siguiente:
El próximo domingo, cada uno de ustedes va a ir hasta la plaza, frente a la iglesia, y va a dejar su cruz allí. Una vez que todos hayan dejado sus cruces, cada uno va a poder elegir la que más le guste y seguir su camino con ella.. A los fieles les pareció una gran idea y esperaron con impaciencia el día.
Al llegar el domingo, todos hicieron lo convenido y, una vez que todos dejaron la suya, se dispusieron a elegir la más conveniente. 
Para gran sorpresa de todos, una vez visto lo que cada uno había dejado, cada uno volvió a tomar su propia cruz y se volvió a su casa más contento...

Nadie recibe una cruz que no pueda llevar o que no deba llevar... 


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