sábado, 2 de marzo de 2013

Una explicación...





Puede ser un desvarío, lo se, pero los hechos me llevan, al menos, a pensarlo...

Dicen los sabios de todas las épocas que, finalmente, te conviertes en lo que piensas. Que de tanto pensar cosas buenas, te conviertes en un hombre bueno. Que si uno cree en determinadas cosas, inevitablemente se hacen realidad en nuestras vidas. Puede ser así, no lo puedo discutir. Ahora, también es cierto que ciertas cosas que me han sucedido han llegado a mi como un rayo, sin que yo las buscara, sin que pensara en ellas. Como si alguien me las pusiera en el camino, bajo distintas formas... el nombre de un libro o algún pasaje en otro que estuve leyendo por casualidad, una frase leída entre miles... en fin, no las buscaba, pero ahí estaban como carteles luminosos llamando mi atención. Como mojones que indicaran el cambio de rumbo en la ruta emprendida, como si "alguien" me estuviera guiando. Llegaban desde "fuera", no eran, aparentemente, dirigidas por mi pensamiento o mi decisión, salvo que lo que dirija mis acciones sea un proceso profundamente oculto a mi yo consciente y sea esto lo que me lleva a escoger aquel libro, esa otra canción, aquella relación... Si esto fuera así, estaríamos hablando de una predestinación?; Sería el "destino" que cada uno tiene marcado?; Es que vivimos al mismo tiempo, por así decirlo, en distintos planos de consciencia, en los que "probamos" distintas alternativas hasta encontrar la correcta? 
Hoy pienso que solo es que no somos conscientes de que esos procesos profundísimos no pueden ser aprehendidos por nuestro yo consciente, no pueden ser analizados y clasificados por nuestra orgullosa y ruidosa razón. Que nuestra "intuición" (que palabra tán mágica y sugestiva) nos guía secretamente, siempre siguiendo el flujo energético universal, hacia lo que debemos ser o, mejor dicho, realizar en este espacio-tiempo que nos toca vivir...
Si no leemos bien los indicadores, si nos resistimos a seguirlos, si aceptamos lo que nuestra ruidosa razón nos quiere imponer, y esto de alguna manera se opone a lo que debemos hacer para "fluir" con la corriente, sobrevienen las calamidades. Si, por el contrario, nos dejamos llevar por la corriente, si nos "soltamos", si "tenemos fe", la corriente nos alza del fondo y nos lleva serenamente río abajo sin revolcarnos contra las piedras del fondo...


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