sábado, 9 de marzo de 2013

Desviarse del camino





La concepción taoísta del mundo considera que cada cosa-acontecimiento (Shih o wo) es lo que es solo en relación con las demás. La tierra y las más minúsculas partículas que habitan en ella están, inevitablemente, "en consonancia" con el sol, la luna y las estrellas. Ellas los necesitan en la misma medida en que necesitan y se componen de sus propios elementos. Recíprocamente, el sol no iluminaría si no hubiera ojos, ni el universo "existiría" si no hubiera consciencia, y viceversa. Éste es el principio de "surgimiento mutuo" (hsiang sheng), que está explicado en el segundo capítulo del Tao Te Ching.
El principio sostiene que si se deja que todas las cosas sigan su camino, la armonía del universo quedará establecida, ya que cada proceso del mundo puede "realizarse" solo en relación con todos los otros...

…la individualidad es inseparable de la comunidad. En otras palabras, el orden de la naturaleza no es un orden forzado; no es el resultado de leyes y preceptos que los seres humanos se vean obligados a seguir al sentirse presionados por la violencia externa; ya que en la concepción taoísta no existe realmente un mundo obstinadamente externo. Mi interior surge y se corresponde con lo que es exterior a mí, y, aunque ambos difieran, no pueden verse disociados. Así "el modo particular e inédito" de cada cosa es el modo "particular e inédito" del universo...

El Tao es aquello de lo que uno no puede desviarse.

No hay manera de desviarse del fluir de la naturaleza...

Puedes imaginar que eres ajeno al Tao - o que estás separado de él - y entonces eres capáz de adoptarlo o no; pero incluso esta suposición se manifiesta desde el interior de la corriente, pues no existe otro camino más que el Camino. Quieras o no, somos eso y con ello armonizamos.

Extraído de "El Camino del Tao", de Alan Watts


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