martes, 23 de junio de 2015

Calculistas...




"Porque yo os lo digo: la torre, la ciudad o el imperio crecen como el árbol. Son manifestaciones de la vida puesto que precisan del hombre para nacer. Y el hombre cree calcular. Y cree que la razón gobierna la erección de sus piedras, cuando la ascensión de esas piedras nace primero de su deseo. Y la ciudad está contenida en él, en la imagen que lleva en el corazón, como el árbol está contenido en su simiente. Y sus cálculos solo sirven para vestir su deseo. E ilustrarlo. Porque no explicáis el árbol si mostráis el agua que ha bebido, los surcos minerales que ha succionado y el sol que le presta su fuerza. Y no explicáis la ciudad si decís: "He aquí por qué esta cúpula no se desploma... he aquí los cálculos de los arquitectos..." Porque si la ciudad debe nacer siempre se hallarán calculistas que calculen exactamente. Pero son únicamente servidores. Y si los empujáis a primer plano, creyendo que las ciudades salen de sus manos, ninguna ciudad surgirá desde la arena. Saben cómo nacen las ciudades, mas no saben por qué. Pero arrojad al conquistador ignorante y a su pueblo sobre la tierra áspera y rocallosa: si volvéis mas tarde brillará al sol la ciudad de treinta cúpulas... Y las cúpulas se mantendrán de pie como las ramas del cedro. Porque el deseo del conquistador se habrá transmutado en la ciudad de las cúpulas, y habrá encontrado, como medios, vías y caminos, todos los calculistas que deseaba."


Antoine de Saint-Exupéry - Ciudadela


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