miércoles, 17 de febrero de 2016

La sombra en la tradición Zen




Durante la ceremonia de la comida uno toma unos pocos granos de arroz del Buda y los deposita en el extremo de un raspador como ofrenda a los espíritus del mal. Entonces acude el servicio, los retira y los ofrece a una planta o a un animal, restituyéndolos así al ciclo vital. Este rito constituye una especie de reconocimiento consciente de los espíritus del mal, de la sombra, una manera de alimentarlos- sin saciarlos- con nuestra mejor comida. 
Más tarde, si a lo largo del día nos topamos con los espíritus del mal, podemos decirles: "Ya os he dado de comer. No tengo por qué seguir alimentándolos." 
En la tradición budista se cree que existe un reino de espíritus malignos que tienen un apetito devorador pero cuya garganta tiene el grosor de un alfiler. Por ese motivo nunca están satisfechos y-como la sombra- tienen un hambre voraz. Sin embargo, si los alimentamos poco a poco y de manera regular la sombra dejará de adoptar una actitud agresiva.
Es imposible eliminar el reino de los espíritus famélicos, lo único que podemos hacer es cuidar de ellos. Entonces el alboroto de sus gruñidos disminuirá. Lo mismo ocurre con la sombra.


Relatado por Peter Leavitt y citado en "Encuentros con la Sombra". Pág. 227 y 228.


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