sábado, 9 de enero de 2016

Nada que enseñar




... el aspecto del zen en el que estoy personalmente interesado no es algo que se pueda organizar, enseñar, transmitir, certificar ni compaginar en ningún tipo de sistema. Ni siquiera se puede seguir, ya que cada uno tiene que encontrarlo por su cuenta. Como dijo Plotino, es "un camino a la soledad que se recorre a solas" y, según reza un antiguo poema zen:

Si no lo sacas de ti mismo,
¿dónde lo buscarás?

Fundamentalmente, ésta es la posición del conjunto del budismo tradicional zen. Estrictamente hablando no hay maestros zen porque el zen no tiene nada que enseñar. Desde los tiempos más remotos, los que han experimentado el zen siempre han rehuido a los discípulos potenciales, no solo para poner a prueba su sinceridad, sino para advertirles honradamente que la experiencia del despertar (satori) no hay que buscarla para encontrarla y que, en todo caso, no es algo que se pueda adquirir ocultivar. Pero los adeptos se han negado persistentemente a aceptar dicho "¡No!" como respuesta y los sabios del zen han contestado con una especie de judo. Al comprender que era inútil limitarse a decirles a los adeptos que buscando no encontrarían, han respondido con contrapreguntas (koan) cuyo efecto es excitar el esfuerzo de la búsqueda hasta que estalla con su propia fuerza, con lo que el discípulo se da cuenta de la locura de buscar por sí mismo, no solo verbalmente sino mediante la misma médula de sus huesos. En aquel momento el discípulo "tiene" zen. Se sabe a sí mismo uno con todo, ya que ha dejado de separarse del universo para buscar algo del mismo.

Alan Watts - Esto es eso


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