martes, 24 de mayo de 2016

Un viaje al Oriente




Fue el destino quien me deparó aquella fabulosa aventura. Pertenecía al círculo y, como miembro del mismo, participé de aquel viaje único, cuyos milagrosos incidentes brillaron como meteoros, para sumirse rápidamente en el olvido por el camino del descrédito. Esta coyuntura me anima hoy a intentar la descripción breve y concisa, de aquella increíble odisea; odisea que desde los tiempos de Hüon y de Roldan el Furioso no ha sido llevada a cabo por ningún hombre hasta el presente: esta época turbia, llena de desesperanza y, a la vez, fructífera de la posguerra. No creo engañarme respecto de las enormes dificultades, no me refiero tan solo a las que pueden surgir desde un punto de vista subjetivo, aún admitiendo que, por si solas, ya han de ser considerables. Piensen que no dispongo de ningún punto de apoyo firme -dato, documento, diario de viaje-, y que, en el transcurso de estos difíciles años rebosantes de infortunios, enfermedades y desgracias, se han esfumado también gran parte de mis recuerdos. Los golpes adversos del destino, los continuos descorazonamientos, han ido minando mi memoria, así como la ciega confianza que antaño tenía depositada en ella, hasta debilitarla lamentablemente. Pero prescindiendo de estas cuestiones personales, aún así, me encuentro ligado por mi antiguo juramento y si bien tal juramento no me priva en absoluto narrar mis aventuras personales, me prohíbe en cambio, revelar cualquier secreto referente al Círculo. No ignoro que, al parecer desde hace tiempo, el Círculo no tiene una existencia visible. Sin embargo, pese a que no he vuelto a ver a ninguno de sus miembros, ninguna tentación o amenaza podría obligarme a quebrantar mi juramento. Por el contrario, si en el presente o en el futuro fuera conducido ante un tribunal militar y me colocasen en la alternativa de dejarme matar o revelar los secretos del Círculo, ¡Con qué ardiente alegría moriría sin despegar los labios!...
... Sería relativamente fácil hacer comprender al lector la región en que se desarrollaron nuestras hazañas, la parte del alma a que pertenecían, si me fuera posible revelar los secretos íntimos del Círculo. Pero el juramento sella mis labios y, debido a esto, muchas cosas, tal vez todas, le parecerán increíble e incomprensibles al lector. Pero, aunque parezca paradójico, lo que en sí mismo es imposible, debe ser intentado siempre de nuevo. Estoy en todo de acuerdo con Siddartha, nuestro sabio amigo de oriente, que alguna vez dijo: "Las palabras no sirven para explicar un sentido secreto: siempre lo modifican algo, lo falsifican, lo ridiculizan"...

Hermann Hesse - Viaje al Oriente


Esta historia corta de Hesse, me refiero a Viaje al Oriente, me encanta tanto, que siempre vuelvo a ella, una y otra vez, como si necesitara refrescar algún detalle o volver a revisar, por si algo se me hubiera escapado.
Son ciertas las enormes dificultades que entraña un viaje de este tipo, como es cierto el descrédito que el mismo tiene fuera del Círculo, pero quienes lo inician no miden su realización por dificultades y descréditos. Solo lo inician.
Vuelvo siempre a esta historia, decía, y siempre encuentro lo que me lleva a volver. Está ahí, entre lo no dicho, solo basta remover algunas letras y vuelve a surgir, donde siempre estuvo, donde lo encontré la primera vez... y donde suponía que estaba, antes de buscarlo la primera vez.

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