martes, 13 de marzo de 2012

Una historia sobre Bankei



Las charlas del Maestro Bankei eran escuchadas no solo por estudiantes zen, sino por personas de toda condición. Nunca citaba los Sutras o se entretenía con discusiones eruditas. Por el contrario, sus palabras iban directamente de su corazón al corazón de sus oyentes.


Las muchedumbres que le escuchaban, irritaron a un sacerdote de la secta Nichiren, puesto que sus seguidores lo dejaron para oir hablar sobre el zen. El egocéntrico sacerdote Nichiren acudió al templo, dispuesto a discutir con Bankei.
" ¡Maestro Zen! -gritó- Escucha un instante: todo aquel que te respeta te obedecerá en todo lo que dices, pero alguien como yo no lo hará. ¿Puedes conseguir que te obedezca?"
"Ven junto a mi y te lo demostraré", dijo Bankei.
Con orgullo, el sacerdote se abrió paso entre la multitud hasta llegar al maestro.
Bankei sonrió. "Ven a mi izquierda."
El sacerdote obedeció.
"No -dijo Bankei- hablaremos mejor si te pones a mi derecha."
El sacerdote se colocó a su derecha.
"Ves -observó Bankei" me estás obedeciendo. Creo que eres una persona muy amable. Ahora siéntate y escucha."

Extraída del libro "Silencioso Tao", Reflexiones de un científico al otro lado del espejo, de Raymond Smullyan, Editorial La Liebre de Marzo

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