viernes, 30 de septiembre de 2011

El Arbol en Flor


La estación cambia imperceptiblemente. La luz del amanecer es pálida.
Las nubes van a la deriva en el horizonte. A lo lejos nada se mueve.
Es un amanecer tranquilo.



El árbol permanece inmóvil, pero está cambiado. El aire de la mañana es cálido, la hierba está húmeda. Las diminutas criaturas de la tierra se mueven en el suelo.

Las crecidas raíces del árbol se extienden en la tierra, llenas de incontables cambios en su mundo oscuro y húmedo. Sus finos filamentos absorben el rocío que briila en el suelo.

La tierra asciende a través del árbol. En el interior de su poderoso tronco, la vida se estremece y despierta. Inmenso y solitario, el árbol está dando a luz.
Se abren nuevos brotes en el aire. Emergen hojas rizadas en miniatura, el producto de los meses tranquilos y solitarios del invierno.

El árbol está profundamente sumido en el crecimiento. Su corteza está tensa. Innumerables células están dando a luz.

Los vientos de la mañana soplan a través del árbol que crece. En cada rama, los capullos y flores tiemblan bajo la brisa. A cada rayo de sol aparecen nuevas hojas. Los poros abiertos de las hojas respiran y llenan sus venas. 
El árbol está envuelto por el silencio como una cascada. Permanece paralizado, inmóvil entre el potente tirón de todos los filamentos de sus raíces y los pétalos fragantes y evanescentes de sus ramas.



Extracto del Libro El Camino de la Energía - Lam, Kan Chuen



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los Napoleones del fin de semana

  Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglam...