viernes, 19 de abril de 2019

Muy descalzo




Que si nació hoy, que si nació ayer, que si nació aquí, que si nació allá. Que si murió a los 33, que si murió a los 36. Que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados. Que si eran reyes, que si eran magos. Que si tenía hermanos, que si no tenía. Que dónde está, que cuando vuelve.

A mí me agarró la mano cuando más lo necesitaba. 
Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.
Me enseñó a llorar con fuerzas y soltar. Me enseñó a despertarme saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.
A caminar muy lento y muy descalzo. 
Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.
Me enseñó mucho. Me enseñó a quererme con ganas. A querer al que tengo al lado y, de cuando en cuando, a estirarle la mano.
Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo, a manera de mensajes y que para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.
Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el miedo.
Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.
Me enseñó que los milagros sí existen. Me enseñó que si yo no perdono, soy yo el que se queda prisionero, y para perdonar primero tengo que perdonarme.
Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien pero que actúe bien a pesar de todo. 
Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia. 
Me enseñó a buscarlo dentro y no fuera.

Me deja que me aleje, sin enojarse. Que salga a conocer la vida. 
A equivocarme y aprender. 
Y me sigue cuidando y esperando.

Hasta me dejó aprender de otros maestros, sin ponerse celoso. Porque es de necios no escuchar a todo el que hable de amor. 
Me enseñó que solo vengo por un tiempo, y solo ocupo un lugar pequeño. Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor y en compartir mi luz conociendo mi sombra, que disfrute, que ría, que valore, y que Él siempre va a estar en mí....que aunque dude y tenga miedo confíe, ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí...
Se llama Jesús

Anónimo


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