martes, 12 de junio de 2018

Quiero tu Ira. Quiero tu Fuego




No seas espiritual conmigo, Amor mío.
¡Sé honesto, mejor!

Enójate conmigo. Dime cómo te sientes en realidad.
Dime lo molesto que estás.
Grita. O llora. Muéstrame tu vulnerabilidad.
Expresa lo que hay en tu corazón.
Blasfema. Arma todo un lío.
No me importa. Podemos limpiar más tarde.
Solo quiero conocerte. Ahora.

No esperes hasta dar con las palabras perfectas.
No esperes hasta que tu precioso fuego se haya apagado.
O hasta que tus lágrimas se hayan secado.
No hay vergüenza en ser un desastre.

La ira no es ‘poco espiritual’.
Es belleza. Es poder.
Quiero ser contigo más allá de la máscara.
Más allá del niño lindo, de la niña buena.
Del estudiante espiritual bien entrenado.
Del experto. Del calmado.
De aquel a quien nunca se le permitió levantar la voz.

¡Quiero sentir tus malditas llamas!
¡Quiero sentir tu verdad!
¡Tú pasión! ¡Lo que necesitas ¡Lo que deseas!
¡Tus anhelos no correspondidos! ¡Tus esperanzas frustradas!

Que no te preocupe lastimarme.
Solo deja que la vida hable a través de ti. Ahora.
Yo me haré responsable de mi propio dolor.

Por favor. Prefiero recibir tu ira con toda su pureza AHORA
que años de historias, culpa, resentimiento,
y agresividad pasiva.

Suelta toda esa mierda espiritual.
Solo dime cómo eché todo a perder.
Saca todo a la luz.
No te insultaré.

Y podemos continuar desde allí.


Jeff Foster


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