Cuando un vínculo se rompe... no solo perdés a alguien.
Perdés todo lo que construiste alrededor de ese alguien.
No es solo la persona.
Es el "nosotros".
Es la historia.
Es la versión de vos que vivía en ese vínculo.
Perdés la rutina.
Los mensajes diarios.
Las palabras que solo entendían ustedes.
Los planes. Las claves compartidas. Los "después".
Perdés el espejo.
La identidad que tejiste desde ese lugar.
La forma en que te nombrabas cuando eras "de alguien".
Y aunque la decisión haya sido correcta, el cuerpo siente el vacío.
Porque el vínculo también es estructura.
Y ahora esa estructura no está.
Desde la neurociencia:
El apego no solo crea conexión emocional.
Crea patrones de seguridad, identidad y pertenencia.
Cuando el vínculo se corta, el sistema entra en duelo... aunque la mente diga "ya fue"
Desde el budismo:
toda relación es impermanente.
Pero el sufrimiento surge cuando no queremos soltar la historia que construimos con tanto deseo.
No estás exagerando.
Estás llorando más que una persona.
Estás despidiéndote de todo lo que fuiste para poder volver a ser desde otro lugar.
Si sentís que perdiste más que una relación, es porque ese vínculo era, además, un millar de pequeñas conexiones.
Leído en el perfil de Instagram de Lucas Casanova
https://www.instagram.com/lucas.casanova.yoga/#